Educación, Institucional

50 Años del Golpe de Estado en Chile: Heridas y desafíos pendientes

SANTIAGO, 11 septiembre. Hace medio siglo, Chile experimento un quiebre en su historia que dejó profundas y duraderas cicatrices en la mente, el corazón y subjetividades de la población. El 11 de septiembre de 1973, aconteció el golpe de Estado liderado por Augusto Pinochet, quien derrocó al gobierno democráticamente electo de Salvador Allende Gossens, marcando el comienzo de una dictadura cívico-militar que duraría casi dos décadas. A lo largo de estos 50 años, las consecuencias en la salud mental del pueblo chileno han sido palpables y dolorosas.

El trauma colectivo que resultó de este oscuro suceso, y el uso del Estado como agente represor y vulnerador de los derechos humanos fundamentales han dejado una marca indeleble a lo largo de las generaciones. Aquelles que vivieron directamente los horrores de la dictadura, han experimentado un estrés postraumático que aún perdura. Esto se manifiesta en el constante temor a la represión por parte de las policías, la desconfianza hacia las instituciones de fuerzas de orden y seguridad, la pérdida de seres queridos y la constante hipervigilancia, lo que marcó a una generación con claro reflejo de complicaciones en salud mental. El silencio impuesto durante la dictadura ha dejado un profundo impacto en la sociedad mediante la represión a la libre expresión y el temor a las represalias, lo que propiciaron la creación de una cultura de la autocensura, limitando la capacidad de las personas para hablar sobre sus experiencias vejatorias. A pesar de los avances en la búsqueda de justicia y verdad, el proceso de sanación psicológica y emocional sigue siendo un desafío pendiente.

El sistema de salud mental en Chile se ha visto sobrecargado de manera sin precedentes debido a la herencia traumática que persiste en el país. La falta de recursos y apoyos adecuados ha dejado a muchas personas sin acceso a la atención oportuna que necesitan, considerando un enfoque transgeneracional en el abordaje de esta problemática. La alta prevalencia de trastornos de ansiedad, depresión y estrés postraumático en la población chilena es un reflejo de las secuelas del golpe de Estado y de que aún es un problema vigente. Es imperativo fortalecer y asignar recursos adicionales al programa PRAIS como una medida de reparación histórica y para abordar de manera más efectiva las necesidades de salud mental de la población.

Además, el ámbito educativo también ha experimentado las repercusiones de este trauma. La carencia de un enfoque en la salud mental en las escuelas y universidades, así como la minimización del impacto del terrorismo de Estado, ha dado lugar a una falta generalizada de conocimiento sobre cómo abordar y superar el trauma histórico. En este contexto, es crucial promover la educación sobre los derechos humanos y la historia reciente de Chile, con el fin de fomentar la empatía y la comprensión entre las generaciones más jóvenes y aquellas que vivieron la dictadura.

En este contexto, la memoria emerge como un componente fundamental en la recuperación de Chile. El país ha avanzado en la búsqueda de la verdad y la justicia a través de comisiones de esclarecimiento y reconciliación, así como mediante la exhumación de víctimas de desapariciones forzadas. Sin embargo, el proceso de sanación emocional es un camino largo y desafiante que involucra múltiples elementos. Lo anterior implica establecer un diálogo honesto y humanitario entre las personas y generaciones que estén involucradas en estos sucesos; así como la creación de espacios seguros para compartir experiencias y emociones, enmarcados en acciones concretas de creación de sitios de memoria.

El acceso a la verdad, junto con la atención psicológica especializada y el respaldo comunitario, resultan fundamentales para asegurar la recuperación y sanación de quienes han sido afectados, tanto directa como indirectamente, por el trauma histórico. La educación política, el fomento de la empatía y la solidaridad, un diálogo político que aborde de manera franca y justa las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, así como una revisión crítica de las políticas que persisten en la actualidad son vitales para construir un Chile más fuerte y resiliente.

En el quincuagésimo aniversario del golpe de Estado en Chile, reflexionamos sobre la importancia de preservar y proteger la salud mental de su población. Es imperativo que el país enfrente su pasado político con valentía y determinación. Reconocer y comprender las implicancias en la salud mental del pueblo chileno, es esencial para sanar las heridas y construir un futuro más inclusivo y democrático, priorizando el acceso a la verdad y justicia como camino hacia la paz y la reconciliación, recordando la frase que marcó la postdictadura: “para que nunca más”.

 


La presente publicación forma parte de nuestro compromiso con la memoria, la verdad y los Derechos Humanos para la reconciliación de nuestro país. Para más información sobre esta y otras iniciativas puedes contactarnos aquí.

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